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jueves, 15 de mayo de 2014

¡Arriba las cremalleras!

Ahora que empezamos a llevar menos capas de ropa, un vaquero y una camiseta suelen ser prendas socorridas y a lo mejor es una manía sólo mía pero no sé si a laguien más le pasa que, en según que situaciones, sobre todo cuando hay mucha gente aburrida esperando, en la cola de un banco, o en la consulta del médico, o si voy a encontrarme con alguien, tengo que asegurarme disimuladamente si la cremallera de mi pantalón sigue en su sitio o se ha bajado.
La cremallera abierta es algo que incomoda mucho cuando lo notas en alguien a quien además no puedes avisarle, porque  no le vas a decir al fontanero, a esa señora que se pasea de un lado a otro de una sala, a tu asesor o al farmacéutico: "señor/a lleva la cremallera bajada", ( o cómo cuando éramos pequeños "que se le va a escapar el pajarito") y si me pasa a mí me provoca un ataque de vergüenza con efecto retroactivo que por mucho que quiera convencerme de que nadie se habrá dado cuenta, cuando lo descubro me dan ganas de que la tierra se me trague. Así que si percibo la más mínima amenaza de que puede pasarme acudo a la gomita de pelo o a una anilla de las de los llaveros o que se pueden encontrar en una ferretería y también hace su apaño:











También venden unos ganchitos  -invento suizo- que evitan  que la cremallera se deslice y son muy  discretos y resistentes:



Y si en un momento dado notas el pantalón demasiado ajustado :