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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Un chicle, un ratón y un almohadón

En la cama de mi hijo pequeño el ratoncito Pérez al llevarse un diente se dejó pegado un chicle en la almohada…no en la funda de almohada…no, en la misma almohada y con el calor de la cabecita de mi niño apareció pegadito, pegadito a la tela.

Como no hay mejores remedios que los de la abuela, me acordé de lo de:


-Pasarle un hielo por encima para que se pusiera duro y poder despegarlo.

Pero como hace frío y ni apetece andar trasteando con cubitos, ni tenía mucho tiempo para esto, opté por el remedio de la generación posterior.
Recuerdo que de pequeña, en la falda de mi uniforme también se me quedó pegada una de aquellas “gomas de mascar” al sentarme sobre ella y lo que hizo mi madre: 

-Meter la falda en una bolsa y esta en el congelador al mucho rato sacarla y el chicle se había puesto duro y  entonces se  saca sin mucha dificultad. 

¡Manos a la obra!, como la almohada no es muy grande hice lo mismo y efectivamente el chicle se despegó sin problema. Pero dejó un cerco de caramelo alrededor por lo que tuve que lavar la almohada.
Para el cerco rojizo del chicle antes de meterla en la lavadora:

-Le puse debajo del cerco de la mancha un cacito  y por encima de la mancha apliqué directamente agua oxigenada (también va muy bien para las manchitas de sangre) y lo dejé cinco minutos antes de meterla en la lavadora.

Este almohadón era sintético y no había mucho inconveniente en lavarlo a máquina pero para almohadas que puedan perder su forma también existe un viejo truco:

-Lavarla en la lavadora junto a un par de pelotas de tenis, estas rebotan en el tambor y hacen que la almohada no se deforme y quede mullida como el primer día.




Cuatro trucos fáciles de aplicar y muy efectivos.

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